El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz presidió la Eucaristía de inicio de curso de los colegios de la Fundación Diocesana de Enseñanza ´Victoria Díez´, la tarde de este martes en la Capilla Real de la Catedral hispalense.
Durante su homilía, mons. Saiz reflexionó sobre el ejercicio vocacional de la docencia: “La educación es una obra de arte, para mi es la escultura más bella, la Piedad de Miguel Ángel, podría decirse. Sin embargo, las obras de arte requieren mucho cariño, constancia, mucho amor y paciencia”.
A la ceremonia concelebrada por los capellanes de los centros educativos, acudió también el personal docente y administrativo de los once colegios diocesanos.
“Colaborar en la educación de una persona es algo importantísimo, eso quiere decir, ayudarlos a que desarrollen todas las potencialidades en lo físico, intelectual, afectivo y espiritual. Por eso, yo los animo no solo que a que colaboréis en esa obra de arte, sino que colaboréis en el desarrollo integral, moral y cristiano de esas personas como una tarea de vital importancia para el futuro de la Iglesia”, manifestó.
El arzobispo recordó a los presentes, de cara al nuevo curso escolar que “el trabajo de la docencia es vocacional, no es simplemente una profesión. Tal como hemos escuchado en el Evangelio proclamado hoy, la llamada se convierte en un estado de vida”.
En esta línea, don José Ángel también reflexionó sobre el aprendizaje vital como recurso de la pedagogía. “A parte del aprendizaje directo propio de cada asignatura, los alumnos están atentos a si el profesor es puntual o no, si responde con paciencia a las preguntas, si interactúa con las familias, es decir, que el contenido técnico es solo una parte de lo que captan los niños y jóvenes, por eso vosotros tenéis que ser auténticos referentes en lo humano y en lo cristiano”, reflexionó.
De esta manera, exhortó al profesorado a “vivir con mucha coherencia cristiana. La vocación cuando es iniciativa de Dios siempre tiene un trasfondo de misterio, la iniciativa de Dios cuya respuesta del ser humano parte de la libertad de la persona; en el caso vuestro, en la enseñanza, hay una parte importante que es vocacional, es verdad que hay que ganarse la vida de alguna manera, pero también hay que sentirse llamado a la docente, a la formación”.
Finalmente pidió para todos los asistentes “paciencia, cariño, testimonio de vida, profesionalidad y mucho ánimo, aspirando siempre a la excelencia de los alumnos”, y que “sea el buen Cristo el que aliente su vocación en el día a día”.
Fuente: Archidiócesis de Sevilla